Saludo de bienvenida
Nuestro querido amigo, el Dr. Jorge Mendoza, editor de la Revista de la Asociación Castellana de Aparato Digestivo, me pide que le escriba un editorial acerca de nuestra Reunión Anual. Como sabéis, en 1982 celebramos en Santander la V Reunión de la ACAD, presididapor el Dr. Fernández Marqués. Posteriormente, en el año 2004, celebramos la XXVII reunión de nuestra Asociación, presidida por el Dr. Fernando Pons y, este año 2014, la Junta Directiva de la Sociedad me ha encargado la organización de la Reunión Anual, que asumo he aceptado con placer y asumo como un honor.
Pero tras meditar detenidamente acerca de qué tipo presentación debo o no hacer, no puedo olvidarme que este honor se debe, en gran medida, a la institución en la que trabajo y, a la que sin duda, me honro en pertenecer. Y, probablemente, parte del discurso de bienvenida a los residentes que recientemente tuve la oportunidad de dictar, pueda reflejar el sentimiento que tienen para mí, y espero que para vosotros, el aprendizaje al que estamos obligados por nuestra profesión y vocación. Al fin y al cabo, nuestras reuniones son, esencialmente, aprendizaje. Os reproduzco parte del mismo y os animo a cambiar Valdecilla por el nombre de vuestra Institución.
Algunos de los que estáis sentados conocéis, al menos de forma parcial, nuestra institución, pero otros muchos no sabéis realmente en que sitio habéis recalado. Es probable, que os preguntéis, que os pregunten, ¿a dónde vas?.Y antes de responder a esta pregunta, sin miedo a equivocarme, sin ningún género de duda, quiero deciros que habéis hecho una buena elección. Una buena elección que tiene que ver con el centro al que llegáis, con la tierra en la que asienta y con el oficio que habías escogido.
¿Qué os ofrece Valdecilla?; ¿Qué os ofrecemos?Iniciar esta intervención con un recorte de prensa publicado el 29 de diciembre de 1929 y escrito por el Dr. Gregorio Marañón, nos aproxima a nuestra Institución: “La vida de la ciencia, como la de los hombres, tiene episodios de fecundidad y episodios de aparente calma. Nuestra ciencia, la Medicina, ha pasado en el año 1929 por una de esas fases de sopor…..Una excepción consoladora, magnífica, capaz de compensarlo todo, por lo que es en realidad, y más aún por lo que representa como intención y como esperanza, es el Hospital creado en Santander por el marqués de Valdecilla. Supone tal progreso en la compresión de la asistencia pública y en la orientación pedagógica, que, probablemente, tardaran varios años en darse cuenta de ello los propios enfermos y hasta los mismos médicos. Como toda obra extraordinaria se hace contra el consejo y asentimiento de las mentes llamadas sensatas. Pero esto mismo garantiza su larga vida y su excelencia. Yo tengo por cierto que este Hospital, antes de poco tiempo, será un arquetipo de hospitales y aún de facultades futuras.”
Valdecilla nació bajo el mecenazgo del Marqués de Valdecilla, don Ramón Pelayo, la ideología de don Gregorio Marañón, un referente moral e intelectual, y el liderazgo de don Wenceslao López Albo, un eminente neuropsiquiatra que compartió laboratorio con don Santiago Ramón y Cajal. La unión de estas tres personalidadesdio lugar a un cambio de paradigma en el concepto de hospital, fundando un hospital centrado en el paciente, moderno e innovador. El Dr. López Albo diseña un hospital revolucionario para la época, con un organigrama basado en servicios médico-quirúrgicos especializados y coordinados entre sí para formar equipos de trabajo altamente estructurados. Pero la innovación fue más allá y se diferenció del resto de los hospitales españoles de la época al sumar las funciones docente, investigadora y preventiva a la clásica (y única en aquella época) función asistencial. De la Casa Salud Valdecilla no solo se beneficiaron los pacientes de nuestra tierra, sino que contribuyó de forma notable a la Sanidad española, fundamentalmente con dos aportaciones, el Instituto de Postgraduados y la Escuela de Enfermería, en un momento en el que nuestro país carecía de escuelas de especialización.
Pero, hablemos del presente, del futuro de nuestra Institución. No penséis que este venerable anciano, nuestro hospital, a sus 85 años está fatigado, obsoleto o trasnochado. Se encuentra en plena forma. A pesar del cambio de fisonomía, a pesar de los profundos cambios de nuestra Sociedad, el espíritu Valdecilla, ese edificio moral e inmaterial que hemos heredado de las personas que formaron y forman parte de esta Institución, sigue siendo el mismo que en el momento de la Fundación. Los tres pilares básicos sobre los que se fundó la Casa de Salud Valdecilla: asistencia, investigación y docencia, están hoy representados por el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, el Instituto de Investigación Sanitaria (IDIVAL) y el Hospital Virtual Valdecilla, a los que se une de forma indisoluble la Facultad de Medicina. Hoy, y al igual que hace 85 años, nuestro Hospital mantiene una apuesta continuada por la asistencia de excelencia. Es un centro pionero en la formación continuada; el HvV, un moderno centro de simulación, es un nuevo paradigma en la enseñanza de la Medicina, reducido a un número muy pequeño de hospitales en todo el mundo. Pero sin duda, el matrimonio indisoluble salud y ciencia, sigue siendo nuestro sello de identidad.Los mejores profesionales, los mejores servicios, los mejores hospitales de cualquier parte del mundo, investigan, y Valdecilla lleva en su ADN el amor por la investigación. Nuestra obligación es y vuestra obligación será, también, investigar, innovar, ayudar a mantener a Valdecilla como un centro de excelencia. En definitiva, llegáis a un hospital con alma, donde todas y cada una de las personas que trabajamos, aportamos lo poco que tenemos para hacer un gran hospital. Recuerda, lo que hizo grande, lo que hace grande a Valdecilla, son las personas.Espero que, al igual que muchos de nosotros, dentro de unos años, el espíritu Valdecilla marque vuestros corazones y, con vuestro esfuerzo y sacrificio, irradies con orgullo este espíritu haya donde trabajéis.
Las expectativas acerca de las cualidades del médico siempre han sido altas. Un médico español del siglo XIII, Arnau de Vilanova, en una de sus obras “De la Práctica Médica y de la Prudencia de los médicos” dice acerca de las mismas: “El médico debe ser estudioso, para saber. Debe ser cauto y ordenado en el prescribir. Prudente en sus respuestas y pronósticos. Fiel en sus promesas, pero no asegure la salud porque ello sería usurpar el poder de Dios y ofenderlo. Constante y diligente. Discreto en las visitas. Parco en el hablar. Moderado en sus afectos y benévolo con los pacientes”.
Esperamos vuestra fuerza, ilusión, trabajo, entrega, esfuerzo, sacrificio…. Y además:
Esperamos ser capaces de enseñaros a tratar enfermos, no enfermedades. Sin renegar del paradigma osleriano, que ante todo trata de identificar entidades nosológicas, queremos un médico capaz de adaptar la enfermedad a la realidad de cada paciente. Queremos que hagáis “cosas” al paciente, pero sobre todo que hagáis “cosas” con el paciente, haciéndole un elemento activo de su propia enfermedad y, especialmente, de su recuperación. En un momento de continuos cambios, la medicina personalizada, quizás constituya el paradigma del médico centrado en el paciente que deseamos. De hecho, es posible esta medicina personalizada nos lleve no solo a añadir años a la vida, sino a añadir vida a los años.
Pretendemos formar a un profesional que escuche y mire a su paciente.No basta con ser extraordinariamente competente en el diagnóstico y/o en el tratamiento. Sed empáticos, intentad entender la enfermedad desde la perspectiva del paciente. Francesc Borrell, definela empatía verdadera no tanto como un sentimiento sino como una actitud que nace del “esfuerzo por entender la posición del paciente durante una relación asistencial”. Evitad la fascinación por las nuevas tecnologías y, sin embargo, entusiasmaros con las posibilidades que os ofrecen para ayudar a vuestros pacientes. Analiza, reflexiona, utiliza los avances tecnológicos, adopta un esquema de pensamiento científico, pero sobre todo ESCUCHA a tu paciente, MIRA a tu paciente. Se efectico y afectivo; quizás sea mejor cambiar el orden: se afectivo y efectivo. Un médico debe ser capaz de establecer una convivencia íntima entre lo racional y lo sentimental; la racionalidad sin sentimientos es mala medicina, los sentimientos sin racionalidad no es medicina.
Aspiramos a educar profesionales críticos. Debéis mantener la actitud crítica propia del métodocientífico. Pero, simultáneamente, debéis entender que el abordaje científico capaz de dar respuesta a determinadas cuestiones de la naturaleza, es incapaz de ofrecerla a muchos de los problemas que afligen a los pacientes, relacionados con el sufrimiento y la muerte. De hecho, como afirmara E. Fromm, un psicoanalista alemán “cuanto más ahondemos en la profundidad de nuestro ser o en la del otro, tanto más se alejara de nosotros la meta del conocimiento total”. Si somos científicos seremos escépticos;contraeréis la escepticemia; “un trastorno raro y generalizado de baja infectividad”, cuyo fin esfomentar en el profesional la lectura crítica de la información médica, desarrollando “escepticismo científico”, un pensamiento crítico.Sed críticos y medid el impacto de vuestras intervenciones.
Queremos educar a profesionales honestos y honrados. No seáis petulantes, la aportación de los profesionales sanitarios a la salud de la población y del individuo es discreta. Expón a tus pacientes las limitaciones de la Medicina actual y la inevitabilidad de la misma enfermedad y de la muerte, de la que no debes rehuir hablar, en términos adaptados a cada caso y a cada circunstancia. De hecho, tu paciente y sus allegados esperan oírte hablar de la muerte con serenidad y respeto, pero sin reticencias ni tapujos. Si no lo haces, y dejas esta labor en manos de otros, tú privilegiada relación con tú paciente se deteriorará de forma irreversible y dejarás que tú papel sea el de un mero técnico superior, que únicamente sabe aportar soluciones científico-técnicas.
Deseamos que seáis leales con la Institución y el Sistema de Salud. Por desgracia, la salud SÍ tiene precio. Esperamos que aprendáis a adoptar las decisiones más correctas para vuestros pacientes haciendo un uso razonable y responsable de los recursos sanitarios. Sin duda, os enfrentareis con múltiples dificultades y problemas. La desproporción entre la demanda incesante de los pacientes y la oferta limitada; la indefinición de los límites de la medicina y de las funciones del médico; los cambios en la relación médico-enfermo; la entrada en escena de las ciencias OMICAs y la medicina predictiva son algunos de ellos. Debes actuar conprudencia y sensibilidad, buscando en todo momento un equilibrio razonableentre los beneficios individuales y comunitarios de tus actuaciones.Un refrán de nuestra tierra dice: al temeroso, una pulga le parece un oso. Sé valiente y decidido en la resolución de los problemas, y original en su planteamiento. Como nos dijo Rita Levi Montalcini (neuróloga y política italiana que obtuvo el Premio Nobel de Medicina), “no temas las dificultades, lo mejor surge de ellas”.
Esperamos que huyáis de la rutina. En esta etapa de juventud (que espero os dure siempre), puedes pensar que ya sabes lo importante. Quizás, la mejor medicina para evitar este síndrome sea la habilidad de interrogarnos sobre nuestro quehacer diario con espíritu crítico. Steve Jobs nos dió alguna clave con su actitud: “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: «Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer? Si la respuesta fuese ‘no’ durante demasiados días seguidos, sabría que necesitaba cambiar algo».
Trabaja, estudia, investiga. Perdón, olvidé recordaos una obligación más: disfruta de este momento único en tu vida y no olvides ser feliz. Como dijo Gabriel García Marquez en su obra “Del amor y otros demonios”, “No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad”.
Bienvenidos a Santander.
Javier Crespo
Presidente de la XXXVII Reunión de ACAD